En 1964 muchos de los viticultores de la zona de los Oteros deciden asociarse y crear una sociedad cooperativa, la razón de esta asociación fue la dificultad que suponía comercializar el producto puesto que la producción en la zona era muy alta, como consecuencia tenían que vender la uva a precios muy bajos y conllevaba dificultades a las familias que dependían en muchos casos del fruto de sus viñedos y se veían sometidos a la tiranía de los corredores que se aprovechaban de esta circunstancia.
La solución que vieron estos viticultores fue la creación de esta sociedad en la que se recogería la uva, se transformaría y se comercializaría ya transformada en vino, lo que ampliaba las posibilidades del mercado y la salida a toda su producción.
No fue una tarea fácil, exigía esfuerzos por parte de estos trabajadores que durante algún tiempo tendrían que renunciar a los beneficios de la uva, y en algunos casos sacrificar la economía familiar para sacar adelante un proyecto conjunto.
Durante las primeras décadas la labor de la cooperativa era recoger toda la uva de los socios y transformarla para la posterior venta del vino a granel a embotelladores, siendo sólo una parte insignificante la venta al detalle directamente en la bodega. Con el paso de los años (o con el paso del tiempo) la gente se fue interesando cada vez más por el vino que se elaboraba en esta cooperativa, interés que respondía a la particularidad y calidad del mismo.
Fue entonces cuando se barajó la posibilidad de llevar a cabo la venta directa en la bodega, dando un giro al trabajo llevado hasta entonces y ampliando las prestaciones de cara a los clientes. El resultado de estos planteamientos, fueron la adquisición en los años 80 de una línea de embotellado y el posterior lanzamiento de nuestra primera y conocida marca “VIÑA BRICAR”, el rosado con madreo tan característico de la tierra de los Oteros.Cada vez era mas importante la venta al detalle.
Fue en los años noventa cuando nos dimos cuenta de la calidad de los tintos que se estaban elaborando, y como lógico resultado vimos la posibilidad de comercializarlos al mismo nivel que se hacía con los rosados tan característicos de la zona. Para ello, se hicieron pruebas de crianza en diferentes tipos de madera, y en el año 2001 vio la luz nuestro primer tinto crianza “AUGUSTA ROBLE”.
Aun hoy el paisaje de los Oteros está dominado por las bodegas-cuevas, excavadas con sistemas artesanales y rudimentarios para extraer el mosto del Pietro-Picudo. Mucha de esta artesanía está presente en nuestra bodega, la Bodega Cooperativa “Los Oteros” conjuga el sabor de la modernidad con la tradición, modernos sistemas de fermentación, almacenamiento, y equipos de frío-calor tratados con la sabiduría artesana, producen unos vinos naturales de buena presencia y excelente calidad, sin olvidarnos del pasado, siguiendo la tradición, mirando hacia el futuro elaboramos nuestros rosados, tintos y crianzas en Pajares de los Oteros.